De las 194 naciones que forman parte de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, tan sólo 55 presentaron en el tiempo acordado –antes del primero de febrero– sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, de acuerdo con lo establecido en la pasada cumbre de Copenhague.
Fuente: Periódico La Jornada (México)
Con base en el programa especial de cambio climático, México acordó una reducción anual de las emisiones de bióxido de carbono de 51 millones de toneladas en 2012 y planteó como objetivo disminuir los gases de efecto invernadero hasta 30 por ciento después de 2020 si los países desarrollados aportan el apoyo financiero y tecnológico como parte de un acuerdo global, indica el documento que envió al organismo internacional el gobierno mexicano el 31 de enero.
En el texto se menciona que México decidió asociarse al acuerdo adoptado el 18 de diciembre pasado durante la 15 conferencia de las partes, y constituye un primer paso en la dirección adecuada para fortalecer la acción colectiva contra el cambio climático y que abrirá nuevas ventanas de cooperación en esta importante esfera.
Agrega que como país en desarrollo, México anexa en los términos del párrafo 5 del acuerdo las acciones nacionales adecuadas de mitigación que pondrá en marcha, y seguirá realizando su mayor esfuerzo para contribuir a alcanzar los objetivos de la convención en el menor tiempo posible.
Debido a que los países que apoyan el acuerdo de Copenhague no presentaron compromisos de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero que fueran suficientemente ambiciosos para frenar el cambio climático, este instrumento ha mostrado su incapacidad para detener este grave problema, señaló por su parte Greenpeace.
Recordó que ese acuerdo no tiene carácter legalmente vinculante y fue elaborado ante la imposibilidad de los países de ponerse de acuerdo para alcanzar un tratado sobre el clima justo, ambicioso y obligatorio.
El 31 de enero venció el plazo para que los países presentaran sus compromisos de reducción de emisiones y planes con acciones efectivas que mantengan el aumento de la temperatura global debajo de los 2 grados centígrados, a fin de evitar peores impactos en el calentamiento global.
El acuerdo de Copenhague no es más que una débil declaración política. El plazo del 31 de enero fue un vil ejercicio publicitario para permitir a estos países reciclar sus compromisos existentes y hacerlos pasar por acciones efectivas. Es un intento de maquillaje verde para presentar a la cumbre de Copenhague como un éxito. Es claro que este acuerdo no puede sustituir a un tratado del clima justo, ambicioso y legalmente obligatorio, el cual han demandado millones de personas preocupadas por el cambio climático, afirmó Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace. www.ecoportal.net