Activistas de toda América marchan hacia Bolivia, a una cita con poca convocatoria gubernamental, buscando aunar voluntades con vistas a la cumbre climática de noviembre.
Por Daniela Estrada
El éxito de la conferencia sobre cambio climático que se realizará en la central ciudad boliviana de Cochabamba, dependerá del grado de unidad de acción que alcancen las organizaciones sociales para incidir en la próxima cumbre mundial de México, sostienen activistas latinoamericanos.
La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, convocada por el presidente boliviano Evo Morales, pretende reunir entre el 19 y el 22 de este mes a unas 12.000 personas de 130 países, entre personalidades internacionales, representantes de organizaciones sociales y funcionarios de gobiernos.
El grueso del debate lo protagonizará la sociedad civil, en general contraria a los instrumentos de mercado postulados por la mayoría de los gobiernos para solucionar la crisis climática, lo que siembra dudas entre algunos respecto del real impacto que tendrá este foro en las negociaciones oficiales que se desarrollan en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). A la reunión asistirán al parecer sólo mandatarios cercanos a Morales, como Rafael Correa, de Ecuador, Fernando Lugo, de Paraguay, Daniel Ortega, de Nicaragua, y Hugo Chávez, de Venezuela. Otros gobiernos, como el de Brasil y Chile, faltarán a la cita y muchos aún no confirman si enviarán delegados. “Creo que es un espacio de encuentro muy importante, donde será posible discutir y concertar nuestras posiciones y estrategias, pero ese logro depende de las organizaciones que participen”, dijo a Tierramérica la colombiana Lyda Fernanda Forero, integrante del secretariado de la Alianza Social Continental.
La Alianza, que reúne a organizaciones y redes desde Canadá a Chile, tendrá más presencia que en el Klimaforum 2009, la cumbre de la sociedad civil realizada en diciembre en Copenhague en forma paralela a la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP-15).
“Gracias al llamado de Morales tenemos un arco de entidades sociales y políticas detrás de este tema que no nos habríamos soñado hace cuatro meses”, como estudiantes y sindicatos, aseguró a su vez Eduardo Giesen, coordinador para América Latina del programa de justicia climática de la red Amigos de la Tierra Internacional.
Para Alejandro Yianello, de la Asociación Ecologista Piuké de Argentina, “es un avance que haya otros actores”, diferentes a los de la COP-15, “discutiendo el tema”. El activista también celebró ante Tierramérica que Cochabamba cambie el eje del debate hacia los “derechos de la Madre Tierra”.
Itelvina Massioli, del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil y de la coordinación de La Vía Campesina Internacional, indicó a Tierramérica que la conferencia no será “una feria de negocios” sino “un importante espacio de información, reflexión, diálogos y articulación entre los pueblos”.
Las 17 mesas de trabajo tratarán cuestiones como las causas estructurales del recalentamiento planetario y las propuestas bolivianas de crear un tribunal internacional de justicia climática y convocar a un referendo a los pueblos del mundo.
También se analizará la situación de los indígenas y de los “migrantes climáticos”, y las posibles soluciones para financiar y transferir tecnologías necesarias para la adaptación a este fenómeno.
“La convocatoria de Morales logra sintetizar lo que de manera fragmentada, atomizada, han venido planteando muchos movimientos sociales en América Latina”, lo cual imprime un gran desafío a las organizaciones, comentó a Tierramérica el director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales de Chile, Lucio Cuenca.
México, que organizará en diciembre la COP-16, llamada a revertir el fracaso de la cita danesa, estará representado por delegados de al menos siete entidades ambientalistas.
“Nuestra propuesta general es decir ‘no’ a las falsas soluciones contra el cambio climático, ofrecidas por casi todos los gobiernos, como los mecanismos de mercado, que no tienen efectos en la mitigación” del problema, dijo a Tierramérica el ecologista Miguel Valencia, uno de los organizadores del Klimaforum 2010.
“Cochabamba puede ser un espacio democrático y de desarrollo de capacidad organizativa para construir acuerdos dentro de la sociedad civil”, planteó a Tierramérica la activista Claudia Gómez, del no gubernamental Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
Pero no todos ven este foro como una oportunidad para fortalecer la sociedad civil.
La no gubernamental Fundación Vida Silvestre, que lideró en marzo en Argentina la campaña para apagar la luz contra el cambio climático, no asistirá “por un tema de presupuesto” y porque “es más una convocatoria para organizaciones indígenas”, dijo a Tierramérica una de sus integrantes, María José Pachá. “No es una reunión de la ONU”, explicó.
También Hernán Giardini, delegado de Greenpeace Argentina que sí viajará a Bolivia, espera, como dijo a Tierramérica, que la conferencia no se convierta en un proceso alternativo al que se sigue en la ONU, porque es en ese marco donde se toman las decisiones.
En cambio, la directora del no gubernamental Programa Chile Sustentable, Sara Larraín, cree que la cita cochabambina representa precisamente la posibilidad de recuperar la “gobernabilidad democrática internacional” frente al fracaso de las tratativas oficiales.
“Creemos que la conferencia de los pueblos es un espacio fundamental, porque, si no se genera un polo de subversión y de contestación y si no se le quita el piso a los gobiernos, no hay posibilidad de que las negociaciones avancen”, sostuvo Larraín ante Tierramérica.
“Vamos con la expectativa de que se constituya un movimiento social, popular, genuino, que tome las cuestiones ambientales, en este caso la crisis climática, como una problemática social, sociopolítica, y que se constituya más allá de las organizaciones no gubernamentales ambientalistas”, resumió Giesen a modo de conclusión.
* Con aportes de Emilio Godoy (México), Marcela Valente (Buenos Aires), Franz Chávez (La Paz) y Fabiana Frayssinet (Río de Janeiro)