La guerra al cambio climático debe concentrarse en el Sur en desarrollo, porque es allí donde crecen la industria, la población y la demanda de energía, sostiene Christiana Figueres, máxima funcionaria de las Naciones Unidas en la materia.
Por Inés BenítezFuente: Tierramérica
BARCELONA, 6 jun (Tierramérica).- Los países en desarrollo, con su gran potencial de crecimiento y la mayor porción de población mundial sin electricidad, juegan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, advierten algunas voces.
“Los países en desarrollo tienen que lograr electricidad limpia. Lo que no podemos permitir es que logren acceso a la electricidad tradicional”, dijo en una entrevista con Tierramérica la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Christiana Figueres.
Hay que concentrar esfuerzos en el Sur en desarrollo porque es allí donde crecen la industria, la población y la demanda de energía, cree Figueres, que participó en Barcelona en la octava edición de Carbon Expo, la principal feria y conferencia sobre finanzas del clima, comercio de emisiones y tecnologías bajas en carbono, celebrada en la ciudad española de Barcelona.
“El reto es luchar contra el cambio climático aprovechando el crecimiento vigoroso que se espera tengan los países desarrollo”, subrayó la costarricense Figueres. “El desarrollo en los países del Norte se dio en base a una contaminación muy intensa”, recordó.
En la 16 Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático (COP 16), celebrada en Cancún en 2010, se aprobó la creación del Fondo Verde para el Clima para asistir a las naciones pobres en la mitigación y adaptación al cambio climático.
El Norte industrial se comprometió a aportar 30.000 millones de dólares en 2012 y 100.000 millones de dólares anuales para 2020.
Pero “la señal que salió de Cancún no es lo suficientemente vigorosa como para redireccionar hacia las tecnologías limpias la gran cantidad de capital que se necesita”, agregó Figueres.
Para avanzar hacia una “economía verde” es preciso un doble esfuerzo, el de los gobiernos, que tienen que adaptar las normativas, y el del sector privado, que cuenta con capital para invertir en tecnologías menos contaminantes.
“Hay que invertir en los sectores generadores de electricidad, transportes, manejo de desechos, sector forestal y los de acceso de energía descentralizada en áreas rurales”, afirmó Figueres a Tierramérica.
La funcionaria insistió en que vamos “hacia un futuro de tecnología verde” y llamó a gobiernos y sector privado, porque “esto es un trabajo en equipo”.
Las emisiones mundiales de dióxido de carbono fueron en 2010 cinco por ciento mayores que en 2008, sostiene la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Esto es “un recordatorio a todos los gobiernos del mundo de que es urgente actuar y no podemos ofrecer soluciones parciales y cortoplacistas”, dijo Figueres.
Según la AIE, las emisiones del gas de efecto invernadero más abundante alcanzaron 30.600 toneladas métricas el año pasado, muy cerca del límite de 32.000 toneladas que no se debería sobrepasar después de 2020 para contener en dos grados el aumento de la temperatura mundial.
Si en este siglo la temperatura aumenta más de dos grados, un cambio climático desastroso sería inevitable, afirman los científicos.
Los compromisos para revertir esa tendencia se deben alcanzar en la COP 17 que se realizará a fin de año en Sudáfrica. Equipos técnicos y políticos se reúnen entre el 6 y el 16 de junio en Bonn para acortar las diferencias entre los países negociadores.
La Carbon Expo fue organizada entre el 1 y el 3 de este mes por el Banco Mundial y la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA, por sus siglas en inglés), y reúne a más de 3.000 participantes para debatir las últimas novedades en la financiación climática y hacer negocios.
La secretaria de Estado de Cambio Climático de España, Teresa Ribera, también presente en Barcelona, coincidió con Figueres en que “la economía del cambio climático tiene que beneficiar a los países en desarrollo, que son los más vulnerables, y también los que necesitan un mayor incremento de su capital y su capacidad para obtener más bienestar a su población”.
Ribera dijo a Tierramérica que España hizo una apuesta permanente para aprovechar los mercados de carbono como “herramienta útil” para facilitar un desarrollo distinto y la preservación de los bosques en América Latina.
“Lo hemos hecho con países amigos de América Central y América del Sur. Con ellos hemos aprendido la contabilidad del carbono, el ciclo del carbono, lo que ha permitido ir construyendo pequeños proyectos sostenibles de gestión forestal”, explicó.
Según Ribera, a través del Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y el Banco Mundial España exige que el dinero público que aporta vaya a proyectos, preferiblemente en América Latina, asociados a energía limpia y a una gestión responsable de los residuos.
Son “pequeñas inversiones acogidas positivamente por la comunidad local para facilitar esa conexión de mayor beneficio social y protección ambiental, lo que es bueno por sí mismo, pero también es rentable”, comentó.