En junio de 2008, delegaciones de 181 países asistieron a la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: los Desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía. El efecto de los biocombustibles en los precios de los alimentos fueron temas que marcaron el debate, como su capacidad para contribuir a la seguridad alimentaria, la mitigación del cambio climático y el desarrollo agrícola. Por la importancia de las políticas que los gobiernos deberán implementar en este sentido es que la FAO eligió a los biocombustibles como un tema central de su Informe 2008, documenta al que pueden acceder desde aquí.
PROLOGO
Este año, más que en ningún otro momento de las últimas tres décadas, la atención del mundo se centra en la alimentación y la agricultura. La combinación de una diversidad de factores ha generado un aumento de los precios de los alimentos hasta los niveles más elevados desde la década de 1970 (en términos reales), con graves consecuencias para la seguridad alimentaria de las poblaciones pobres de todo el mundo. Uno de los factores causantes mencionados con más frecuencia es el rápido crecimiento reciente del uso de productos básicos agrícolas –incluidos algunos cultivos alimentarios– para la producción de biocombustibles.
El efecto de los biocombustibles en los precios de los alimentos sigue siendo objeto de un intenso debate, como también ocurre con su capacidad para contribuir a la seguridad alimentaria, la mitigación del cambio climático y el desarrollo agrícola. Si bien este debate continúa, los países se enfrentan a decisiones importantes sobre políticas e inversiones relativas a los biocombustibles. Estos fueron algunos de los temas tratados en la FAO, en junio de 2008, por parte de las delegaciones de 181 países que asistían a la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: los Desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía. Dado el carácter urgente de estas decisiones y la magnitud de sus posibles consecuencias, los participantes en la Conferencia convinieron en que es esencial evaluar detalladamente las perspectivas, riesgos y oportunidades que plantean los biocombustibles. Este es el tema central del informe de la FAO de 2008 acerca de El estado mundial de la agricultura y la alimentación.
El informe sostiene que, durante la próxima década, los biocombustibles, a la vez que compensarán solo una parte modesta del consumo de energía fósil, tendrán efectos mucho más importantes en la agricultura y la seguridad alimentaria. La aparición de los biocombustibles como una nueva, e importante, fuente de demanda de algunos productos básicos agrícolas –incluidos el maíz, el azúcar, las semillas oleaginosas y el aceite de palma– contribuye al aumento de los precios de los productos agrícolas en general, y de los recursos usados para producirlos. Para la mayoría de las familias pobres que consumen más de lo que producen, el aumento de los precios de los alimentos puede suponer una grave amenaza para la seguridad alimentaria, especialmente a corto plazo.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que los biocombustibles solo son uno de los diversos factores que causan el aumento de los precios de los alimentos: los déficits de producción causados por factores climáticos en los principales países exportadores; el descenso de las reservas mundiales de cereales, el incremento de los costos de los combustibles, la estructura cambiante de la demanda asociada con el crecimiento de los ingresos, el aumento de la población y la urbanización, las operaciones en los mercados financieros, las medidas normativas a corto plazo, las fluctuaciones de los tipos de cambio y otros factores también ejercen una influencia. Con unas políticas e inversiones adecuadas, el aumento de los precios podría desencadenar una respuesta en términos de incremento de la producción agrícola y el empleo, que contribuiría a mitigar la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria a largo plazo.
Asimismo, el informe sostiene que el efecto de los biocombustibles en las emisiones de gases de efecto invernadero varía considerablemente en función del lugar y la forma en que se producen los diversos cultivos de materias primas. En muchos casos, el aumento de las emisiones derivado del cambio en el uso de la tierra puede contrarrestar o incluso superar los ahorros en gases de efecto invernadero obtenidos mediante la sustitución de los combustibles fósiles con biocombustibles, y las consecuencias en el agua, el suelo y la biodiversidad también constituyen una preocupación. Las buenas prácticas agrícolas y el aumento de los rendimientos a través del desarrollo de la tecnología y la mejora de las infraestructuras pueden contribuir a reducir algunos de estos efectos adversos. A largo plazo, la aparición de los biocombustibles de segunda generación puede ofrecer beneficios adicionales.
Estas son algunas de las principales conclusiones. ¿Cuáles son sus consecuencias para las políticas? Nuestro punto de partida debe ser la actual situación de aumento de los precios de los alimentos y los graves problemas que el encarecimiento plantea para los pobres. Hay que prestar urgentemente socorro y asistencia de forma inmediata a los países en desarrollo que son importadores netos de alimentos, y facilitar redes de seguridad para las familias compradoras netas de alimentos en los países en desarrollo. Esta es una responsabilidad compartida de los gobiernos nacionales y la comunidad internacional.
Sin embargo, es aconsejable evitar políticas como por ejemplo las prohibiciones a la exportación y los controles de precios directos, que, en la práctica, pueden empeorar y prolongar la crisis mediante el bloqueo de los incentivos de precios para los agricultores, impidiendo a estos aumentar la producción.
Asimismo, existe una necesidad urgente de analizar las actuales políticas que establecen ayudas, subvenciones y mandatos imperativos en relación con la producción y el uso de los biocombustibles. Una parte importante del reciente aumento de los combustibles se ha debido a este tipo de políticas, especialmente en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Muchos de los supuestos que subyacen a estas políticas con respecto al cambio climático y la seguridad alimentaria comienzan a ser cuestionados en la actualidad, y se están reconociendo las consecuencias indeseadas del aumento de los precios de los alimentos para los consumidores pobres. Parece existir una razón para orientar los gastos en biocombustibles más hacia la investigación y el desarrollo, especialmente de tecnologías de segunda generación, que ofrecen mejores perspectivas en términos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y ejercen menos presión en la base de recursos naturales.
Hay que llevar a cabo medidas eficaces para asegurar que los biocombustibles presten una contribución positiva a las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero y al mismo tiempo minimicen otras consecuencias medioambientales negativas. Es especialmente necesario lograr una mejor comprensión de los efectos de los biocombustibles en el cambio de uso de la tierra, que generará las consecuencias más importantes en las emisiones de gases de efecto invernadero además de otros efectos medioambientales. Los criterios para una producción sostenible de biocombustibles pueden ayudar a garantizar la sostenibilidad medioambiental. Sin embargo, es fundamental que estos criterios sean evaluados y aplicados de forma cuidadosa, solo en bienes públicos mundiales, y que se diseñen de tal forma que eviten la creación de barreras comerciales adicionales y no supongan obstáculos indebidos para países en desarrollo que quieran aprovechar las oportunidades ofrecidas por los biocombustibles.
Si adoptamos una perspectiva a más largo plazo, en la medida en que la demanda de biocombustibles provoca una constante presión al alza sobre los precios de los productos agrícolas, debemos ser capaces de aprovechar las oportunidades que se generan para el desarrollo agrícola y la mitigación de la pobreza. Esto requiere superar algunos de los obstáculos a largo plazo que han dificultado el crecimiento del sector agrícola en muchos países en desarrollo durante demasiado tiempo. La aparición de los biocombustibles como una nueva fuente de demanda de productos agrícolas fortalece el argumento para aumentar las inversiones e incrementar los niveles de asistencia al desarrollo, orientadas al sector agrícola y las áreas rurales. Hay que prestar una especial atención para garantizar que los agricultores tengan acceso a los insumos necesarios, como por ejemplo el riego, los fertilizantes y las variedades mejoradas de semillas a través de mecanismos que apoyen el mercado. Las posibilidades de los países en desarrollo para beneficiarse de la demanda de biocombustibles se acelerarían considerablemente mediante la eliminación tanto de las subvenciones a la agricultura y los biocombustibles como de las barreras comerciales, que actualmente benefician a los productores de los países de la OCDE en detrimento de los productores de los países en desarrollo.
El futuro de los biocombustibles y la función que estos desempeñarán para la agricultura y la seguridad alimentaria continúan siendo inciertos. Existen muchas inquietudes y desafíos que hay que superar, si los biocombustibles tienen que contribuir positivamente a la mejora del entorno natural así como al desarrollo agrícola y rural. Sin embargo, de la misma forma que la precipitación en las decisiones para promover los biocombustibles puede tener consecuencias adversas no deseadas en la seguridad alimentaria y el medio ambiente, adoptar acuerdos apresurados que restrinjan los biocombustibles podría limitar las oportunidades para un crecimiento sostenible de la agricultura, beneficioso para la población pobre. Tal como se indica en la Declaración adoptada en la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial de junio de 2008, «En consideración a las necesidades mundiales en materia de seguridad alimentaria, energía y desarrollo sostenible, resulta esencial afrontar los desafíos y las oportunidades que plantean los biocombustibles. Estamos convencidos de que son necesarios estudios en profundidad para asegurar que la producción y la utilización de biocombustibles sean sostenibles, de acuerdo con los tres pilares del desarrollo sostenible, y tengan en cuenta la necesidad de alcanzar y mantener la seguridad alimentaria mundial … Hacemos un llamamiento a las organizaciones intergubernamentales pertinentes, entre ellas la FAO, en el ámbito de sus mandatos y áreas de conocimiento, con la participación de gobiernos nacionales, asociaciones, el sector privado y la sociedad civil, a que impulsen un diálogo internacional coherente, eficaz y orientado a resultados sobre los biocombustibles, en el contexto de las necesidades en materia de seguridad alimentaria y desarrollo sostenible.» Mi esperanza es que el presente informe contribuya a un diálogo y a unas medidas normativas mejor documentados en este ámbito de importantes decisiones a las que nos enfrentamos.
Jacques Diouf
DIRECTOR GENERAL DE LA FAO
DESCARGAR INFORME FAO 2008, EL ESTADO MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN (pdf)