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Vicario del Pilcomayo (Paraguay): “La tierra chaqueña no puede quedar en manos de algunos pocos”

Monseñor Lucio Alfert es obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo (VAP), con sede en Mariscal Estigarribia, hace 22 años. Conoce y valora el Chaco y su gente, pero en esta ocasión habla con mucha preocupación sobre una monopolización de la tierra chaqueña, pronosticando que en una real reforma agraria algunos grandes terratenientes tendrán que ceder parte de sus propiedades a gente humilde.

Por Marvin Duerksen, Diario ABC (Paraguay)

¿Monseñor Alfert, qué valora en el Chaco Central y qué le preocupa?

Valoro que aquí en medio del Chaco se ha logrado, viendo las colonias menonitas, una vida bastante próspera, donde muchos obreros participan, mucha gente tiene trabajo y se puede vivir una vida digna, si se tiene acceso a eso. Lo que me preocupa a veces muy seriamente es la convivencia. No existe todavía una real integración, coparticipación, interrelación entre las diferentes culturas, modos de pensar y de los beneficios que produce esta fuerte economía. También me preocupa la monopolización de la tierra en los últimos años, es decir unos pocos con casi toda la tierra. Muchos paraguayos venden su tierra y quedan en manos de grandes estancieros, colonias o extranjeros. Para mí es un proceso muy serio de monopolización. En esta zona del Chaco, para cada persona estarían a disposición 200 ha, una familia de 10 miembros tendría 2.000 ha. Sin embargo, mucha gente no tiene dónde poner su casa o hacer nacer un pueblito. No hay una organización para que la gente sencilla pueda tener acceso a una vida digna, con los servicios sociales a mano. Mucha gente vive lejos de escuelas, centros de salud, entonces para ellos no hay igualdad de atención ni participación.

¿Cómo es la vida real de estas familias humildes sin acceso a la tierra?

No viven en pueblos, sino lejos en una estancia. El marido separado de su esposa, que tiene que vivir cerca de una escuela, en casa alquilada, mal hecha, en tierra ajena, para llevar a sus hijos a estudiar. Hay muy pocos pueblos bien organizados. Cuando yo vine al Chaco en 1986, desde Benjamín Aceval hasta Mariscal Estigarribia no existía ni un solo pueblo sobre la ruta y la gente, lejos de las rutas, no puede vivir porque no tiene medios de transporte.

Parte del Chaco se está convirtiendo en zona de alta producción carnicera para la exportación. ¿Cómo ve esto?

Mientras exista una real participación de toda la población chaqueña, al organizar una producción grande de un rubro, con participación en las ganancias y beneficios, no está mal. Pero también hay que ver toda la cuestión ecológica, distanciamiento de la gente. Porque si son estancias grandes, trabajan con máquinas, no necesitan tanto personal o contratan empresas que vienen de Asunción, hacen por ejemplo todo el alambrado en un mes y se van otra vez. Y en estancias donde antes vivían 10 familias con escuelita, capillita, queda poco personal y están separados de sus familias.

El padre Javier Barreiro dijo el año pasado que los menonitas no deben creer que una vez que han comprado las tierras, estas quedarán para siempre en sus manos, porque en 20 ó 30 años vendrán gobiernos que devolverán las tierras menonitas a los paraguayos. ¿Esto es opinión personal de él o también del VAP?

El no habla en nombre del Vicariato, pero expresa la opinión o esperanza de mucha gente. Yo también pienso que no puede prever lo que va a ocurrir, pero se tiene que tener en cuenta que también pobladores pequeños, paraguayos, que no tienen tantos medios económicos, tengan un lugar donde trabajar con dignidad en una pequeña finca. Que esté organizado de tal manera el Chaco, que también ellos tengan lugar en él, eso sí se tiene que exigir. Una real reforma agraria tiene que incluir que no todo puede quedar en manos de unos muy grandes, sean menonitas o no, va a significar que algunos grandes van a tener que dejar alguna parte de su tierra para gente más pequeña. Eso es inevitable. ¿Si no tiene los medios de producir, por qué no va a tener un pedazo de tierra? Tiene que tener también los medios apropiados, organizados por el gobierno para poder producir con efectividad. Todo el sistema económico no tiene que depender de unos pocos nomás. Es una sociedad sana, cuando la mayor cantidad de gente pueda participar en la producción y sus beneficios.

¿Qué debe priorizar el nuevo gobierno central para el Chaco?

Un punto importante es el catastro real, un análisis de la vida chaqueña, si los servicios sociales están dados para todos. La ley por ejemplo exige que el niño participe en el preescolar, pero ¿si no hay escuela? Es decir, ver con realismo la situación del Chaco. Tiene que reorganizar la economía, el transporte, que no existan solo dos, tres líneas. Por ejemplo Fischat (zona Pilcomayo) casi todo este año estaba clausurado. Acceso a la salud. Blanca Ovelar dijo que va haber salud gratis para todos los paraguayos hasta el último rincón de la patria. Es una estupidez, además un gobernante así nomás no puede prometer, está tan lejos de la realidad. Debe haber sistemas reales de participación en la planificación y evaluación de los megaproyectos. Por ejemplo el acueducto, es muy lindo, pero ¿sabe la gente qué beneficio va a tener? ¡No sabe! Importante en la democracia es el sentido de pertenencia, es decir, yo pertenezco a mi país y mi país me pertenece. O el Chaco es mío, pero también yo estoy comprometido con el Chaco. Que se dé autonomía a las pequeñas organizaciones, comisiones vecinales, solo así el pueblo crece sanamente, porque participa y se interesa. Mientras se organiza de arriba, será solo asistencialismo.

¿Qué debe priorizar el nuevo gobierno departamental de Boquerón?

La transparencia es sumamente importante. Esto se ha planificado, esto se ha ejecutado, vengan, vean. Hay canales para hacer opinar, decidir y evaluar a la gente. El nuevo gobierno de Boquerón no va a hacer gran cosa si no tiene el apoyo del pueblo, no solamente de los ricos. Y la fidelidad, es decir, si se promete, que se cumpla. La gente tiene que sentir que hay un gobierno serio, que no viene a hacer propaganda sin hacer nada. No debe haber ningún camuflaje a la corrupción.

La Iglesia Católica y los menonitas hace 500 años no hablan oficialmente. Ahora hay algunos primeros acercamientos en algunas partes del mundo. ¿Por qué en el Paraguay y en especial en el Chaco Central, donde viven católicos y menonitas lado a lado, no existe aún este diálogo?

A nivel de iglesia en el Paraguay no hay mucho movimiento en este sentido. Yo crecí en Alemania donde en mi pueblo la mitad eran luteranos, la otra mitad católicos y nos llevamos muy bien. Tuve mi primer contacto con los menonitas en el Chaco argentino y había mucha cooperación. Aquí hay una diversidad de relaciones. En lo económico generalmente no hay problema, es cuestión de negocio y se colabora en lo que sea. En cuestiones de religión, lastimosamente hay mucho fanatismo. Procuramos no entrar en eso, por ejemplo si hay un pueblo donde hay solamente indígenas menonitas, nosotros no vamos a ir y a comenzar otra misión, lo que de algunos pastores (menonitas) no lo sentimos así.

Hay gente que no quiere división del pueblo, pero con otros no hay manera de entrar en diálogo. Dentro de poco va a haber un matrimonio realmente aceptado por los dos; es factible, la Iglesia Católica está abierta para muchas cosas en este sentido. Pero lo fatal es cuando dividimos las pequeñas comunidades indígenas a costa de la religión y hacemos pelear una contra otra. Yo pienso que este crimen no debemos cometer, de ninguna manera. Si no, ocurre como en Europa, nos peleamos los cristianos unos contra otros y luego la gente no tiene ninguna religión. La culpa la tenemos nosotros, si no logramos dialogar con sinceridad. Creo que hay puntos donde podemos ponernos de acuerdo y no siempre insistir en lo que nos divide, hay tantas cosas que nos unen. En estas conversaciones mundiales se han sacado muchos puntos positivos. Por lo menos respetarnos y no confundir a la gente y decirles que no son cristianos. Gente que por muchos años procura, vive unida, tiene sus celebraciones dominicales y decir que no son cristianos, esto es muy duro e injusto. Deberíamos dialogar y ver cómo podemos realmente hacer juntos las cosas, para el bien de la gente.

Probablemente en ninguna parte del país hay tantos logros en la educación y desarrollo indígena como en el Chaco Central, promovido tanto por la Iglesia Católica como por los menonitas. Pero parece que esto no interesa mucho al Gobierno central.

En la educación no somos tan iguales, nosotros queremos con los indígenas profundizar más su propia cultura en todo lo que es educación formal e informal. Y no vemos tanta apertura en el mundo menonita frente a eso. Pero hay otras cosas en las que podemos cooperar juntos y brindar los servicios a los pueblos indígenas. A nivel de Gobierno central no hay mucho interés, más bien siento obstáculos. Normalmente quieren aplicar en el Chaco exactamente lo decidido en la capital. Hasta nos peleamos por el comienzo de clases, que en el Chaco se quiere variar un poco, ni eso a veces quieren permitir, es ridículo. O cuando en una escuela no hay más agua y se quiere clausurar dos semanas antes y comenzar el próximo año dos semanas más temprano, es imposible para muchos que están en las oficinas de Asunción. No ven el esfuerzo que los chaqueños hacen también. Hay tantas escuelitas pequeñitas lejos en el monte, donde trabajan los maestros ad honorem y quieren que cobren su sueldo en Asunción, pierden la mitad del mes y la otra mitad de su plata en viaje. Es grave. ¿Por qué los supervisores no recorren una vez al mes todas las escuelas y llevan los sueldos, materiales y propuestas y así los maestros trabajan tranquilos? Sería fácil organizar esto, con menos costos inclusive que ahora. Al mismo ministro yo propuse esto, pero no se hace, no hay interés de promover la lucha de la gente sencilla del Chaco, no se aprecia, ni se evalúa en forma.

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