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En un taller desarrollado por el Instituto de Cultura Popular: Promueven productos a base de Algarroba

Proponen la elaboración de patay, arrope y panificados de algarroba para satisfacer el mercado interno en General Taboada. La inciativa es parte de un proyecto apoyado por REDAF, que articula el trabajo de INCUPO y la Universidad Nacional de Santiago del Estero.

Fuente: Nuevo Diario

El Instituto de Cultura Popular (Incupo) desarrolló en el paraje Lote 38, de General Taboada, una jornada sobre aprovechamiento de la algarroba y los beneficios que traería la comercialización dentro del territorio provincial.

El mismo se dio en el marco, de la continuidad en los temas que vienen trabajando desde Incupo con integrantes de comunidades campesinas en el departamento Taboada. A la par de la elaboración de productos balanceados, se focalizó el trabajo en la motivación de la cosecha de algarroba en los meses de diciembre y enero, meses de abundancia del fruto, para realizar productos y generar su aprovechamiento en el mercado interno santiagueño.

“Usamos la harina de la algarroba en su elaboración tradicional como patay. En Santiago todos saben hacer el patay y sólo compartimos algunas recetas sobre distintas formas de hacerlo. Están quienes lo hacen calentándola en el horno, los que lo hacen mediante los rayos del sol o poniéndolo a las brasas. También elaboramos arrope de algarroba que para muchos fue la primera vez que lo hacía y finalmente, lo novedoso fueron los panificados a base de la harina con lo cual utilizamos un molino para moler las algarrobas. Tras elaborar la harina hicieron budines y torta de algarroba”, contó Silvia Herrera, educadora de Incupo.

La jornada incluyó tres momentos: un debate sobre lo que está pasando con el monte santiagueño, con la algarroba y el porqué la cosecha no es tan abundante como en otros años. Además, se intercambiaron recetas sobre cómo hacer la harina y finalmente vieron cómo es que productos como el arrope no están a la venta en Añatuya y si alguien los quiere adquirir, si no sabe quién los hace puntualmente, no los consigue en la ciudad.

“Terminamos comprando arropes que vienen de otros lados como Catamarca, por ejemplo, que no es de algarroba sino de chañar. Sobre el tercer aspecto surgieron varias ideas que seguirán analizándolas en posteriores encuentros, entre ellas, se pensó cómo hacer para que esos productos estén en el mercado municipal. Para ello tiene que haber una organización campesina que la impulse para que haya continuidad del producto”, adelantó la educadora.

Otra conclusión a la que arribaron es que está en vigencia la Ley de Bosques, que permite hacer un manejo de bosques de una forma subsidiada. Por ello las familias campesinas podrían ser impactadas con la mencionada ley en base a la organización para cumplir con los fines de la mencionada normativa provincial.

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