Organizaciones y movimientos campesinos nucleados en el Movimiento Nacional Campesino Indígena/ CLOC – Vía Campesina están reimpulsando en todo el país la campaña para frenar la privatización de las semillas. El año pasado, gracias a la intensa movilización y repudio, logró frenarse el proyecto de modificación de la ley, que permitiría la profundización del control corporativo sobre las semillas agrícolas, que son la base de la soberanía de los pueblos. El gobierno Nacional pretende modificarla antes de fin de año, informate y sumate a la campaña.
Por Vivi Benito Fuente: Enredando.org“El año pasado el ministro de Agricultura Yahuar, al lado de los directivos de Monsanto dijo que el proyecto de modificación de la Ley de Semillas se iba a introducir y tratar en el Congreso, pero no lo pudieron hacer, claramente porque surgieron resistencias en contra de Monsanto desde un montón de espacios. Desde los movimientos campesinos, al interior del gobierno también se cuestionó, la Federación Agraria se corrió de la discusión. Logramos abrir una brecha que hizo que no pudieran consensuar con los que quedaron en la discusión. Hay que recordar que nunca fue público el proyecto que estaban negociando, o sea que el 99% de la sociedad argentina se quedó afuera de opinar al respecto”, nos dice Carlos Vicente, referente de la organización GRAIN para América Latina y miembro del Foro de la Tierra y la Alimentación, en su paso por Rosario,en el marco del II Congreso Latinoamericano de Salud Socioambiental.
El año pasado, el Ministerio Nacional de Agricultura junto a las Cámaras Semilleras y sectores del agronegocio discutieron en forma cerrada y hermética un nuevo texto de Ley, que subordinaría más aún la política nacional de semillas a las exigencias de las corporaciones transnacionales. El margen de discusión y aporte por parte del campo social, de las organizaciones y movimientos campesinos e indígenas fue nulo. En ese marco se lanzó una Campaña Nacional informativa y de recolección de firmas para frenar este avance sobre el derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria de los pueblos.
“Este año Yahuar dijo que la Ley no se iba a tratar porque era un año político y había elecciones, pero evidentemente fueron grandes las presiones de Monsanto. La multinacional hoy acaba de anunciar que vuelve a comercializar nuevos transgénicos (la Soja RR2 Intacta) y bueno, esto tenía que venir de la mano de algún compromiso del Ministerio de Agricultura. El secretario de Agricultura, Lorenzo Basso anunció que después de las elecciones van a introducir el proyecto al Congreso”, agrega Carlos, ya sin asombro por el manejo político mezquino y entreguista que se viene haciendo sobre este tema de vital importancia.
La modificación de la Ley de Semillas, entre otras cosas “implicaría el pago de regalías por parte de los productores a las empresas biotecnológicas por la utilización de las semillas mejoradas y patentadas. También, significa la prohibición de reutilizar las semillas que los productores obtienen de sus propias cosechas. De este modo se viola un derecho fundamental de los agricultores de seleccionar, mejorar e intercambiar las semillas libremente”, explican entre los fundamentos de la Campaña de recolección de firmas, invitando a informarse y multiplicar esta información. (Ver 10 motivos para luchar contra el proyecto de ley que pretende privatizar las semillas en la Argentina).
“Lo central de las modificaciones es que avanza en la privatización de las semillas y potencialmente de toda nuestra biodiversidad. Es importante remarcar que las organizaciones que encaramos esta campaña nos oponemos a todos los derechos de propiedad intelectual sobre formas de vida, y por lo tanto, cuestionamos también la ley de semillas del año 73. Pero este anteproyecto aumenta el control corporativo sobre las semillas, prohíbe un derecho fundamental como lo es guardar semilla y permite un sistema de policía privado para sostener el control por parte de las corporaciones del monopolio sobre las semillas”, nos decía Carlos Vicente el año pasado.
Las organizaciones y movimientos nucleados en el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) desde hace veinte años conocen en carne propia de qué se trata la resistencia, en estos días, apenas se escucharon los dichos oficiales, se pusieron en acción con el relanzamiento de la campaña, la cual está pensada como una herramienta política de presión y al mismo tiempo educativa, ya que permite abrir el debate en diferentes ámbitos. Ya se juntaron 5000 y adhieron cientos de organizaciones de todo el país.
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