Los bosques de Argentina están bajo emergencia. Aunque desde el 2009 existe una ley que regula el uso del bosque, el avance de la frontera agrícola y principalmente los cultivos de soja son una amenaza, afirmo Eduardo Rojas Briales, encargado del tema bosques de la FAO, en entrevista con el semanario alemán Der Spiegel.
Por Cristina Mendoza WeberDeutsche Welle (Alemania)
En el marco del Año Internacional de los Bosques 2011, un país latinoamericano alarma a la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En una entrevista con el semanario alemán Der Spiegel, Eduardo Rojas Briales, encargado del tema de los bosques de la FAO, dijo que Argentina es un punto neurálgico a nivel mundial debido a la pérdida de sus bosques.
Para Hernán Giardini, coordinador de la campaña de biodiversidad de Greenpeace de ese país, la situación es preocupante. “Los bosques de Argentina se encuentran desde hace unos 15 años en una situación de emergencia”, dice en conversación con Deutsche Welle. El principal motor de la deforestación es el avance de la frontera agrícola y ganadera del centro y norte del país. Allí se encuentran el bosque chaqueño y la selva de Yunga, dos de los ecosistemas más amenazados. “Argentina perdió el 70 por ciento de sus bosques nativos originales. Hoy tiene 31 millones de hectáreas. En los últimos 10 años perdimos 2,5 millones de hectáreas a mano fundamentalmente de la soja transgénica y posteriormente la ganadería”, explica Giardini.
Sólo gracias a la Ley de Bosques, reglamentada en febrero de 2009, se logró disminuir en un 60 por ciento la deforestación que estaba acabando con los bosques argentinos. Aunque definida como una herramienta importante en la preservación forestal, aún no es del todo efectiva.
Ley de Bosques: victoria civil
Para el coordinador de Greenpeace, organización que lideró por más de 12 años la campaña para la sanción y posterior reglamentación de la Ley de Bosques, ésta “es una señal política fuerte, que reconoce la emergencia forestal”. Así mismo, “la sanción de esta ley fue un avance sin precedentes en materia ambiental en Argentina, pero también un ejemplo de la importancia de la participación de la sociedad civil”, cita Greenpeace en su sitio Web.
Gracias a esta ley diversos sectores de la sociedad, como científicos, ambientalistas, indígenas y empresarios analizan conjuntamente la situación de los bosques. Con ello se ha logrado limitar el avance de la frontera agropecuaria. También se ratifica el reconocimiento de los derechos de las comunidades campesinas indígenas sobre los bosques. Así mismo, se prohíbe la quema del material forestal que resulta después de un desmonte. “Además de desperdiciar un producto importante, como la leña de esos bosques, esta práctica estaba generando emisiones de gases de efecto invernadero de manera innecesaria”, comenta Giardini.
El objetivo de la norma, que reunió alrededor de un millón y medio de firmas para que el Congreso Nacional la sancionara, es que cada gobierno provincial debe incluir en su ordenamiento territorial cuáles son las áreas de bosque que van a quedar protegidas totalmente, cuáles se van a destinar para actividades productivas sustentables, y en cuáles se va a permitir algún nivel de deforestación. Sin embargo, todo esto no parece ser suficiente.
Monitoreo de la ley: actividad si pausa
“La norma que regula la protección de los bosques no ha sido aplicada en su totalidad en el país. Las implementaciones de la ley han sido disparejas, porque los recursos naturales los manejan cada una de las provincias, con lo cual cada caso fue diferente”, reconoce Giardini.
Actualmente, tres provincias -Córdoba, Corrientes y Formosa- tienen problemas. “Los ordenamientos no han respetado en distintos artículos el espíritu de la ley, o no han cumplido con alguno de los criterios”, dice el coordinador de la campaña de biodiversidad de Greenpeace. Sin embargo, Giardini resalta que “la Corte Suprema que tenemos hoy ha sido muy positiva en cuanto a los reclamos ambientales”. Si llegaran a ser desestimados y anulados por la Corte, los ordenamientos de estas tres provincias deberán empezar un nuevo proceso de discusión acerca del futuro de esos bosques. El monitoreo de la aplicación de la Ley de Bosques es una de las actividades a las que se dedica ahora Greenpeace Argentina.
“Una plantación no es un bosque”
Según los más recientes reportes del Programa Nacional de Bioenergías del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina, el país del Cono Sur es uno de los principales exportadores de biocombustibles en el mundo. También es el mayor proveedor de aceite de soja. A finales del 2011, se prevé una producción de 3.200.000 toneladas de biocombustibles, lo que equivale a un aumento del 60 por ciento con respecto al año anterior.
Aunque estos datos podrían ser positivos para Argentina, Giardini argumenta que el principal problema de los bosques no tiene que ver con un mal manejo, sino con el reemplazo por cultivos, fundamentalmente la soja en toda Suramérica, desde Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia. “De los 13 millones de hectáreas de bosque que se pierden en el mundo, gran parte están siendo desplazadas por soja o aceite de palma. Parece que son los bosques los que molestan, porque hay una tierra fértil que hay que ocupar con otra cosa”, dice.