Greenpeace publicó un informe científico mundial sobre el herbicida glifosato, extensamente utilizado en Argentina para la producción de soja transgénica, donde advierte los efectos nocivos para la salud humana y el medio ambiente que provocan su utilización.
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La evidencia detallada en el informe “Tolerancia a herbicidas y cultivos transgénicos. Por qué el mundo debería estar preparado para abandonar el glifosato” publicado por Greenpeace, demuestra que los productos a base de glifosato pueden tener efectos adversos sobre la salud humana y animal y el ambiente. (1)
Promovido como “seguro”, el glifosato es el ingrediente activo en muchos herbicidas comercializados en todo el mundo, incluyendo la conocida formulación “Roundup” de la empresa multinacional Monsanto. Los herbicidas a base de glifosato son ampliamente utilizados para el control de malezas ya que no son selectivos y eliminan toda la vegetación.
En cuanto a los impactos en la salud humana, el informe advierte que la exposición de los seres humanos al glifosato ha sido vinculada a varios efectos crónicos: reproductivos (defectos de nacimiento), cáncer, neurológicos (incluso implicado en causar el mal de Parkinson), y efectos agudos por el uso directo del producto por los agricultores o por la exposición de los habitantes.
Además, el informe señala la preocupación de que los defectos congénitos experimentados por mujeres en Argentina y Paraguay puedan ser consecuencia de su exposición al glifosato utilizado en cultivos de soja y arroz transgénicos. Se indica que estudios científicos demuestran el potencial del glifosato para interrumpir la reproducción, por su capacidad de causar daño mitocondrial, necrosis y muerte celular en células embrionarias y placentarias; y de causar alteraciones endócrinas, incluyendo la interrupción en la producción de progesterona y estrógenos, y el retraso en la pubertad masculina.
“Existe mucha evidencia científica de los efectos que el glifosato provoca en la salud. Debemos tomar esto muy serio y llevar a cabo una reevaluación urgente de los impactos en la salud del glifosato y sus productos”, afirmó Hernán Giardini, coordinador de la Campaña de Biodiversidad de Greenpeace.
“El glifosato interactúa con la química y la biología del suelo, provocando una serie de impactos que incluyen la reducción de la nutrición de las plantas y el incremento su vulnerabilidad a las enfermedades. El glifosato también puede lixiviarse hacia aguas superficiales y subterráneas, donde puede dañar la vida silvestre y, posiblemente, terminar en el agua potable”, afirma el informe.
Los cultivos transgénicos han incrementado enormemente el uso de glifosato, especialmente en Estados Unidos y América del Sur. En ese sentido, Greenpeace considera que “el aumento de las malezas resistentes al glifosato está asociado a los cultivos transgénicos, y la escalada en la “carrera armamentista” en contra de estas malezas resistentes intensifica las preocupaciones de que aún más glifosato sea utilizado en el futuro, en formulaciones más fuertes y posiblemente con herbicidas adicionales. Esta faceta de los cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas debería ser suficiente para dar lugar a la prohibición de su cultivo”.
“Teniendo en cuenta los problemas que está generando, no debería autorizarse ningún nuevo cultivo transgénico tolerante al glifosato. Estos han sido desarrollados para un modelo de agricultura industrial y están, por lo tanto, intrínsecamente vinculados a prácticas agrícolas no sustentables que dañan los recursos naturales en los que se basa la producción de alimentos. Su cultivo debería ser prohibido”, afirmó Giardini.