La periodista ambiental Laura Rocha entrevistó el 14 de junio pasado a la Dra. en Biología Micaela Camino (integrante del colectivo ´Somos Monte’ y socia particular de Redaf). Fue en el programa Cuestión Ambiental, transmitido por Radio Cultura 97.9. En el marco de distintas manifestaciones y reclamos en la provincia del Chaco, la entrevista refleja la situación de los bosques nativos de la región chaqueña y su interrelación con las comunidades que los habitan y con otras regiones. A continuación reproducimos la mayor parte de este diálogo:
Laura Rocha_ Hablando del desmonte y de la importancia de conservar este equilibrio ecosistémico en los bosques, y especialmente en el Chaco americano: ¿qué es lo que está pasando en estos momentos, y que es por lo que se vienen manifestando en la provincia del Chaco?
Micaela Camino_ El Gran Chaco americano es toda una región, no estamos hablando sólo de la provincia del Chaco. Estamos hablando de toda una región enorme, donde la mayor superficie está en Argentina. Y junto con la Amazonía son nuestros pulmones, son nuestras regiones más grandes que nos proveen millones de servicios ambientales, a nosotros como personas, además de las funciones que cumple en sí misma para todas las otras regiones de alrededor. O sea que son claves para nuestra supervivencia. Y, para que no sea tan acelerado el cambio climático, necesitamos que permanezcan estas masas boscosas. Y no son sólo bosques, también tenemos humedales, pastizales; son sistemas diversos integrados donde, en el caso del Chaco, dominan los bosques.
- R._ Hay un equilibrio y una dinámica que no solo tiene que ver con la tala de un árbol, de un ejemplar de quebracho o de otra especie. Tiene que ver con un equilibrio que se rompe, ¿no?
M.C._ Me preocupa mucho el tema del desmonte. Yo trabajo principalmente en la provincia del Chaco, pero también trabajé en las provincias de Salta y Formosa. Y cuando surge la problemática, en el año 2013, yo trabajaba con comunidades wichí y con campesinos criollo en El Impenetrable, estudiando el tema de la cacería. ¿Y qué pasó? Un día llego y no había más bosque en un lugar, y en otro lugar tampoco. No entendía qué pasaba, porque la gente no quería mucho compartir lo que estaba sucediendo, pero se empezaban a quedar en un lugar desierto. Estamos hablando de personas que producen, viven en el sistema boscoso, son parte de dicho sistema. No es que el bosque es prístino y no hay nadie. Los bosques chaqueños están habitados, en casi todas sus áreas, por culturas que interactúan con ellos y que su vida cotidiana depende mucho de los ambientes naturales. Estamos hablando de la seguridad nutricional, por ejemplo. El tema de la biodiversidad, que tiene un valor en sí mismo, en estos casos tiene un valor por nutrir a las personas. ¿Qué come una persona que vive de la casa y la colecta si le quitamos eso? Chicos que se nutren del algarrobo, y no está más el algarrobo.
L.R._ Sumo a lo que vos decís sobre un reporte a nivel internacional, que se conoce como Ipbes, que es este reporte de biodiversidad, en donde dedica un capítulo a las comunidades originarias. Habla de que ellas son las mejores guardianas de nuestros ecosistemas.
M.C_ Sí. Donde quedan comunidades originarias y campesinas, pequeños productores, es donde queda el bosque hoy en día. Entonces tenemos que encontrar la manera de conservar, y va asociado a la mejora en la calidad de vida de esas personas también, dadas las condiciones. Porque estamos hablando de un bosque que se redujo muchísimo, que eran millones y millones de hectáreas, pero se fueron perdiendo. ¿Y por qué se van perdiendo? No fue por el uso tradicional que dan estas personas sino por la presión que existe del mercado internacional para los cultivos intensivos, principalmente de soja, en nuestro país. Pero en el Chaco paraguayo es fundamentalmente con las pasturas implantadas y la carne. En nuestro país nos aprieta mucho el tema de la soja, el avance de la frontera agrícola; pero antes que eso tiene que ocurrir algo, y es la deforestación. Y para deforestar, muchas veces hace falta un sistema corrupto –que es lo que tenemos aquí en la provincia del Chaco-, donde las oficinas responsables de cuidar nuestros bosques permiten el ingreso de empresas internacionales que, la verdad, desde lo productivo y económico no nos dejan mucho…queda muy poco dinero. Estas empresas avanzan, ya sea porque se las estafó a las comunidades locales (diciéndoles que tenían que irse de sus propias tierras, que históricamente les correspondían aunque nunca les habían dado el título), o porque las presionaron, o les ofrecieron muy poco dinero para quitarles sus bosques. A veces un bolsón de mercadería, o una camioneta que después se la quitan. Estamos hablando de estafas gravísimas con la gente que sufre más hambre en nuestro país.
L.R._ En principio debería regir la ley de protección de bosques, ley de presupuestos mínimos. ¿Eso se cumple?
MC_ En la provincia de Chaco tenemos muchos problemas con la Ley de Bosques. De hecho abordamos la problemática desde ahí, porque la Ley de Bosques es una herramienta de conservación genial. Si se cumpliera, el ordenamiento que se hizo en esta provincia sería muy bueno. Tenemos una gran área amarilla, que es para usos sustentables. Para mi gusto muy pocas áreas rojas, que es para conservación, muy desconectadas entre sí. Pero si se usara bien el amarillo podrían conectarse. Y después hay un gran área verde, donde sí se permite el desmonte, pero siempre cumpliendo las otras normativas como la Ley General de Ambiente, y muchas otras normativas. Argentina es un país con muy buenas leyes ambientales, nuestro problema es que no se cumplen. En el Chaco los desmontes ocurren por varias cosas. Primero por falta de control. No hay suficiente control, y no es tan difícil llevarlo a cabo. La oficina responsable en esta provincia es la Oficina de Bosques, que depende del Ministerio de Producción. Hay miles de herramientas que se podrían estar usando y no se utilizan.
L.R._ Que la oficina de bosques depende de la oficina de producción ya te dice algo.
M.C._ Sí, te dice muchísimo. Hay algunos sistemas de monitoreo, pero no alcanzan. Luego vienen las topadoras, cuando desplazan a los pobladores locales. Pero cuando no logran desplazarlos, lo que se utiliza mucho es el aprovechamiento forestal supuestamente sustentable y donde se sacan selectivamente árboles; o el uso silvopastoril, donde también se sacan algunos árboles para criar vacas. Estos usos podrían ser sustentables -habría que monitorear muchas cosas-, pero lo que estamos viendo en campo es que la forma en que se está aplicando no es sustentable; y la forma en que la provincia está midiendo sustentabilidad es totalmente incompleta e insuficiente y hasta ilegal. Porque no podes medir sustentabilidad considerando una sola variable, que tiene que ver con el diámetro del árbol, sin medir, por ejemplo, si se conserva la calidad de los microorganismos del suelo. O la biodiversidad en general respecto a lo que son los mamíferos grandes, que cumplen servicios de predación y dispersión de semillas, y por tanto mantener al bosque mismo. Y los aspectos socioculturales, entre muchas otras variables que se pueden medir. Al cortar de esta manera estos bosques, nosotros estamos perdiendo una masa enorme verde que nos libera oxígeno y que nos absorbe gases de efecto invernadero. Y no sólo los absorbe, sino que los árboles están hechos de carbonos; entonces cuando vos los cortás se libera una enorme cantidad de dióxido de carbono que va a parar a la atmósfera y que, justamente, genera este efecto invernadero que tiene que ver con el calentamiento global, y luego también con la desregulación de las lluvias.