Autores: Walter Mioni, Gastón Godoy Garraza, Laura Alcoba
IPAF REGIÓN NOA – Instituto de Investigación y Desarrollo
Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar, Región NOA
Ediciones INTA
Argentina – Marzo 2013
PRÓLOGO – Por Alejandro Rofman y José Catalano
Avanzar sobre las consecuencias que tiene para el uso de la tierra rural las muy importantes transformaciones que a nivel nacional e internacional se han producido en el campo de la producción agrícola y pecuaria resulta por demás atractivo y significativo.
Es atractivo porque se pone a prueba, cuando el análisis va incorporando sus diferentes dimensiones causales, la teoría dominante sobre el valor de capital y la renta de la tierra como una razón esencial para justificar tales transformaciones. Pero, al mismo tiempo, aparece como significativo un estudio de este tipo dado que la definición de políticas regulatorias y/o compensatorias de las consecuencias de los cambios que se van dando en el transcurso del tiempo en la utilización de la tierra rural no podrían efectuarse sin un conocimiento cabal del origen y los efectos de dichos cambios.
Es bien sabido cómo, en las últimas décadas, se ha ido extendiendo la frontera agrícola en la Argentina a influjos de la creciente “pampeanización” de los espacios otrora sólo destinados a procesos productivos de carácter tradicional. Y cómo ese avance sin freno de la presencia de actividades rurales volcadas a nuevos tipos de cultivos o a la ocupación ganadera se ha ido configurando sobre superficies que ya tenían destino específico y que exhibían una extensa historia de radicación de asentamientos humanos, algunos desde tiempo inmemorial.
El análisis de este fenómeno de apropiación – reorganización del uso del factor tierra y ulterior expulsión de quienes no son funcionales a las nuevos procesos ha ido concitando la atención creciente de nuestros estudiosos de la realidad agropecuaria a nivel territorial. Ello ha ocurrido en especial por las notorias consecuencias económicas, sociales y jurídicas que la citada “pampeanización” ha supuesto para regiones hasta no hace mucho alejadas de todo vínculo con las nuevas actividades competidoras del uso de suelo preexistente en tales regiones.
Cuando hacemos referencia a la “pampeanización” estamos haciendo alusión -en coincidencia con lo afirmado en este libro- a la incorporación significativa de tierras -en este caso preciso en el norte argentino- que tenían destino de reserva natural o estaban cultivadas por productores familiares, a un destino totalmente desconocido previamente. El rico análisis que ocupa las páginas de este valioso texto da certera cuenta de los fenómenos principales que han estado provocando el avance de la soja en el norte de Salta, que se derramó desde el sur, y de la cría de vacunos, también provenientes de campos pampeanos desalojados por el complejo oleaginoso sojero. Ello supuso (y el proceso no se ha detenido) una disputa territorial que implica desplazar el uso “preservación del monte” y el de cultivos tradicionales en manos de la Agricultura Familiar. Como bien lo puntualiza el texto el avance sojero y de la cría de ganado expulsado de la Pampa Húmeda están provocando serios daños ambientales, sociales y de armónica relación entre la tierra y sus pobladores
Pero el análisis incluido en las páginas que siguen agrega la dimensión jurídica del proceso, o sea, se interna en una evaluación de la condición de tenencia y titulación legal de las tierras para -con el seguimiento de expedientes judiciales- comprender a cabalidad la debilidad estructural de la producción familiar y en la permanencia de los pueblos originarios en las tierras ancestrales.
Esta debilidad -basada en la inexistencia de documentación precisa que certifique la propiedad legal de las tierras- constituye un factor adicional en la justificación del por qué del proceso de expulsión de los pobladores históricos de su hábitat natural. El estudio demuestra que la referida falencia legal agrega un elemento paradigmático para comprender el desplazamiento de pobladores que históricamente habían entablado una relación armónica en su vínculo con la tierra y en su capacidad de reproducción de condiciones de vida adaptadas al entorno. Tal fenómeno se ejemplifica con amplitud y pertinencia en lo acaecido en la región del norte de Salta.
Ello le permite a los autores del trabajo afirmar, con indudable solvencia, que la necesidad de preservar la Agricultura Familiar y la presencia de pueblos originarios en zonas atacadas por la fiebre de la soja no puede ser solamente una estrategia asentada en dotar de poder económico a los más débiles para enfrentar a los más poderosos. Obliga, en base a las certeras evidencias empíricas obtenidas en el transcurso del estudio, a reforzar singularmente la cuestión jurídica que afirme la posesión legítima de las tierras por quienes la han poblado y explotado en forma racional y sustentable durante extensos períodos temporales.
La lectura de este texto, entonces, es un aporte por demás importante para lanzar una política de tierras preventipreventiva y/o reparadora, en defensa de los habitantes naturales del norte del país.”