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Jerry Steiner, vicepresidente de Monsanto: “Los transgénicos son parte de la solución contra el Hambre”

Sabe que cuando llega a Europa pisa territorio hostil, pero Jerry Steiner, estadounidense de 48 años y vicepresidente encargado de sostenibilidad de la multinacional biotecnológica Monsanto, no pierde el optimismo. En febrero de 2009 visitó Madrid para asistir a la cumbre contra el hambre, y mantuvo su mensaje.

Fuente: Diario El País (España)

Pregunta. Ustedes insisten en ese mensaje, pero la mayoría de los cultivos que promueven no se comen, son para uso industrial (algodón, soja) o para piensos (maíz).

Respuesta. Eso es cierto en parte, pero aun en los casos que comenta, donde los agricultores han tenido la oportunidad de usar plantas modificadas, ha habido un cambio muy importante. La India, por ejemplo, ha duplicado su cosecha de algodón, y eso no es un alimento, pero permite a los agricultores tener más dinero para comprar comida, y pasar menos tiempo en el campo, con lo que se pueden dedicar a otras labores productivas.

P. Pero los que escogen semillas transgénicas, se ven forzados a comprarlas cada año, en vez de seguir el método tradicional de guardar una parte de la cosecha para el año que viene.

R. Lo importante es que los agricultores tengan la posibilidad de escoger. Yo me crié en una granja, y le puedo asegurar que los campesinos no son tontos. En todas las partes donde se les ha dado la oportunidad, escogen las semillas transgénicas.

P. ¿Aunque sean más caras?

R. Es que les compensa. Pongamos el ejemplo de España, que es el país de la UE donde más hectáreas de maíz modificado se plantan, unas 70.000. Es cierto que las semillas les cuestan entre 30 y 35 euros más por hectárea, pero el rendimiento es de 700 a 1.000 kilogramos superior. Ello supone que van a tener más ingresos. Nosotros no les decimos que dejen de usar las otras semillas. Ellos pueden escoger. En la cumbre se ha decidido duplicar la producción agrícola para 2050. Es una tarea ingente, y creo que los transgénicos somos parte de la solución. En los países donde se usan, ha bajado la proporción de los ingresos que los campesinos tienen que dedicar a comprar comida.

P. En España ha habido casos de agricultores ecológicos que se quejan porque sus cultivos se han visto contaminados por los de transgénicos cercanos. ¿Cómo pueden garantizar que eso no sucede?

R. Ese peligro es cierto, pero sólo en teoría. En España, y en todos los países, hay una serie de medidas (separación de cultivos, cambiar las fechas de siembra) que lo impiden. De hecho, de los más de 3.000 procesos legales que recogen las cámaras agrarias en España, muchos son por cuestiones de lindes o de agua, pero no ha habido ni una sola por esta causa. Además, los ecologistas se olvidan de que los transgénicos pueden tener un efecto beneficioso para el medio ambiente. En Estados Unidos las cosechas han aumentado un 30% en 12 años, sin que ello haya supuesto un uso un 30% superior de abonos nitrogenados, que son muy contaminantes. Tampoco ha aumentado el consumo de energía.

P. ¿La solución son las semillas terminator, que producen plantas estériles?

R. Las semillas terminator no existen. Lo que hay son híbridos. Eso es una leyenda urbana que una vez lanzó una compañía, y ha crecido sin que se haya llevado a la práctica.

P. Cada vez hay más cultivos trasgénicos que se prueban en países menos desarrollados. ¿Ocurre eso porque ahí los controles son menos rigurosos?

R. No, lo que ocurre es que los cultivos no son como los medicamentos, que se pueden probar en un país y sirven para los habitantes de todos los demás. Hay que probarlos donde se van a usar. Por ejemplo, ahora estamos probando en Brasil una soja resistente a un insecto. Lo que ocurre es que se trata de un insecto tropical. ¡Y la regulación en Brasil es más dura que en los Estados Unidos! Además, para poner una semilla en el mercado no basta con que un país lo apruebe. Hace falta que lo hagan otros. En este caso, por ejemplo, que lo hagan China, Taiwan, Corea. Y sus organismos de control son independientes. Esto es importante porque los exportadores necesitan saber dónde pueden vender sus productos.

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