Los venenos industriales con los que las corporaciones dicen producir grandes cantidades de alimentos siguen matando personas, animales y la biodiversidad en general, mientras agotan los suelos, nulifican la rentabilidad y contaminan irreversiblemente el ambiente, los cuerpos de agua y la atmósfera. ¿Quién los quiere? Las grandes empresas lucran y sigue la muerte andando. Biodiversidad, sustento y cultura documenta su escalada y las luchas de los pueblos.