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Inventario Forestal 2011: Más desmontes y explotaciones para ampliar la frontera agropecuaria, ganadera y forestal

“A fines del año pasado el Ministerio de la Producción del Chaco anunció que se había concluido el Inventario Forestal 2011. En el curso de los últimos días los funcionarios del referido ministerio destacaron que esta provincia conserva 4,9 millones de hectáreas cubiertas con monte nativo chaqueño. Sin embargo, la realidad es otra…”

Comunicado de Centro Nelson Mandela – Chaco

La información proporcionada por el gobierno es claramente errónea o falsa. Es evidente que apuestan a que continúe la expansión de las fronteras agropecuaria, ganadera y forestal a través de la continuidad de la ejecución de los numerosos programas que se vienen implementando, aún cuando las tierras no sean aptas para las referidas actividades primarias.

Al igual que en ocasión de darse a conocer el Inventario Forestal 2005 , el gobierno provincial equivoca o falsea sobre la verdadera la extensión de la superficie que ocupa el saldo remanente de bosque nativo. El Inventario 2005 había informado que quedaba un total de 4,9 millones de hectáreas con monte, a pesar de que al año 1998 apenas quedaba un saldo de 4,5 millones de hectáreas cubiertas, según los datos recogidos por la Dirección de Recursos Forestales Nativos de la Nación.

Disminución de la superficie del monte nativo

En el período 1999/2004, tomando como  fuente  los datos recogidos por la administración local, se estimó que se desmontaron aproximadamente 300 mil hectáreas, de manera que al final de ese período el saldo de monte era de 3,9 millones de hectáreas. Esta fue la conclusión a la que llegaron los sectores más serios que siguen la evolución de los desmontes y de las explotaciones forestales.

El inventario que no fue inventario

En su momento, se presentó lo que el gobierno de la época denominó el Inventario Forestal 2005, que reflejó un retroceso irreal del saldo de monte nativo chaqueño. La disminución de la superficie total fue marcadamente mayor producto de los desmontes y de las explotaciones forestales. En definitiva, este inventario tuvo un simple carácter exploratorio, con un bajo grado de detalle que hacía que los resultados a los que había arribado debían ser tomados con precaución, con alcances muy difusos, lo que fue anunciado en el prólogo de la presentación realizada bajo la dirección técnica del ingeniero Enrique Wabo. Erróneamente se informó que quedaba 4,9 millones de hectáreas con monte. A partir de esta situación advertimos a la opinión pública que lo presentado como un inventario forestal no reunía los requisitos técnicos para gozar de tal categoría. Dijimos que el trabajo reflejaba una simple presentación estadística, con trabajo en terreno equivalente a 12 hectáreas de monte, tomando 2,5 hectáreas como unidad mínima de mapeo, por lo cual el trabajo era un simple reconocimiento extendido, totalmente inexacto e insuficiente, en el que el monte dejó de ser un recurso natural para convertirse en uno de carácter netamente político, lo que justificaba y hacía entendible los notorios desaciertos y los errores presentados como conclusiones. Ahora se agrega otro instrumento que se asemeja demasiado al inventario 2005 y llega a peores conclusiones, también por vía del error o de la falsedad de los resultados.

Al año 2010, quedaban 3,6 millones de hectáreas con monte

En el período 2005/2010  se estima una creciente reducción  de la superficie con monte. Se calcula que se desmontaron o se explotaron más de 240 mil hectáreas, de modo que el saldo de monte a fines del 2010 no superaba los 3,6 millones de hectáreas, en el mejor de los casos, producto de que continuaron y se intensificaron los desmontes y las explotaciones forestales legales, aparentemente legales y las clandestinas. Es claro, entonces, que el gobierno incurre en un nuevo y grueso error o brinda una información directamente falsa cuando afirma que Chaco conserva al año 2011 una extensión de 4,9 millones de hectáreas con monte. En cualquier caso, lo concreto es que se continúa apostando a más desmontes y a una mayor explotación para ampliar las fronteras agropecuaria, ganadera y forestal. Para seguir depredando suministran informaciones que permite representarnos que queda mucho más monte nativo que el que verdaderamente existe, y que las actividades productivas deben continuar en expansión a pesar de los riesgos y daños sociales, sanitarios y ambientales que provoca todos los días. Para lograr esto, dibujaron el Inventario Forestal 2011, proporcionando resultados erróneos o falsos.

Los funcionarios también destacaron que el saldo maderable -según el pretencioso Inventario Forestal 2011- se localiza en El Impenetrable. De ese modo, auspician la explotación forestal en esa región tan vulnerable por los tipos de suelos, por el clima y la escasez de agua que allí predominan, lo que anuncia el probable colapso de ese frágil ecosistema, apuntalado por el desopilante Decreto 2249, dictado por el gobernador Capitanich, que autoriza a cualquier ocupante a explotar el monte nativo en tierras fiscales, contratando empresas, sin ningún tipo de control por parte del Instituto de Colonización.

Desastre social, sanitario y ambiental

Aumentarán los desastres. Se multiplican los desmontes truchos autorizados por la Dirección de Bosques con el argumento de combatir los fachinales. En realidad están desmontando a tala raza para la agricultura. Son numerosos los programas tramposos destinados a lograr que se cambien los usos de las tierras. Proliferan tales cambios en suelos Clase VI, de la serie capdevila, sobre todo en el sudoeste chaqueño. Las autorizaciones para los silvopastoriles son desmontes encubiertos, sobre todo en los Dpto. Brown y Güemes. Engañan a la opinión pública con las autorizaciones de desmontes silvopastoriles sabiéndose que en los departamentos señalados, y en gran parte del territorio chaqueño, existen lo que se llaman “los montes de los cien árboles por hectárea”. Salvo pocas excepciones, ningún silvopastoril de los autorizados respeta el número mínimo de ejemplares que deben continuar en pie, que según la legislación vigente deben ser de 120 por hectáreas. Estos desmontes se autorizan para la agricultura, que comienza –a más tardar- en la segunda campaña que sigue al supuesto desmonte silvopastoril, lo que constituye una verdadera estafa ambiental, social e institucional, programada por funcionarios, técnicos y empresarios que apuestan a la profundización del actual y nefasto modelo agropecuario impuesto a la Argentina a través de la colonización de las ideas y, si esto no alcanzara, por medio de las prebendas y de la corrupción que opera integrada. Actúan como verdaderos fundamentalistas del mercado. Apuestan a la producción a escala, a las grandes inversiones y a la agroexportación, con campos despoblados, con asentamientos urbanos y periurbanos habitados por las familias campesinas expulsadas por el modelo, con un mercado integrado verticalmente, netamente excluyente y con una escandalosa concentración de la riqueza.

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