Yauhar reclamó una rápida sanción de la ley que busca regular la venta de tierras en manos extranjeras, y le reclamó a la oposición “dejar mezquindades de lado”. Buscará impulsar mesas de diálogo sectorial e institucionalizar el Plan Estratégico Agroalimentario.
Por Sebastián Premisci Página 12
Norberto Yauhar es el flamante ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Al igual que su antecesor, Julián Domínguez, es un hombre que viene de la política. Comenzó a trabajar con Néstor Kirchner en 2003, luego fue jefe de Gabinete de Mario Das Neves en Chubut, hasta que el kirchnerismo rompió relaciones con quien fuera candidato a vicepresidente de Eduardo Duhalde. A partir de 2009 volvió a integrar el gabinete del oficialismo y saltó a la conducción del ministerio previo paso por la Subsecretaría de Pesca. En este reportaje con Página/12, realizado a pocos minutos de que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner le tomara juramento el sábado por la tarde, Yauhar reclamó una rápida sanción de la ley que busca regular la venta de tierras en manos extranjeras, y le reclamó a la oposición “dejar mezquindades de lado”. También aclaró que se necesitarán otros instrumentos legales para regularizar los problemas de tenencia de tierras. Apostará a la “sintonía fina” para solucionar los problemas en la cadena de comercialización en las distintas producciones, seguirá potenciando la participación de las cooperativas y buscará la “institucionalización” del Plan Estratégico Agroalimentario (PEA).
Luego de la jura que se realizara en la Casa Rosada, Yauhar puso en funciones a todo su gabinete, donde remarcó la continuidad de la gestión de Domínguez al ratificar a todos sus colaboradores. Antes de comenzar el reportaje, tuvo oportunidad de cantar la marcha peronista con Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, quien se acercó a saludarlo. “Tengo una excelente relación con Guillermo. He podido trabajar con él desde la Subsecretaría de Pesca, creamos el programa Pescado para Todos. Si estamos consustanciados y tenemos en claro cuál es el rumbo, podremos trabajar conjuntamente. Además, Moreno es un compañero por el cual tengo muchísima admiración”, afirmó el nuevo ministro.
–En el discurso de asunción, la Presidenta reclamó nuevamente la sanción de la ley que busca regular la tenencia de tierras en manos extranjeras. ¿Cuál es su perspectiva de lo que pueda ocurrir esta semana en el Congreso? ¿Cree que se le realizará algún cambio en pos de buscar consenso con la oposición?
–Prefiero no adelantarme a la posibilidad de que haya algún tipo de modificación. Lo más importante es que comience su tratamiento cuanto antes. Una vez que arranque el debate, podremos opinar y sugerir. Creo que todo proyecto puede ser perfectible, pero nosotros tenemos una visión del tema, que es la que quedó plasmada en el proyecto que envió el Ejecutivo al Congreso. Ahora, si en la discusión los compañeros legisladores entienden que es factible realizar alguna modificación o entienden que de alguna forma puede plasmarse un mayor acompañamiento de otros sectores, creo que vamos por buen camino. Hay que dejar en claro que la reiteración de la Presidenta sobre este tema se debe a que es una necesidad para el país contar con un instrumento que proteja este recurso natural.
–¿Por qué es una necesidad?
–Necesitamos blanquear la situación de la tenencia de la tierra en manos extranjeras, aunque no sea el único tema relevante. También debemos abocarnos al resto de los conflictos alrededor de la tierra, como son las ocupaciones indebidas de campos, alquileres. En muchas zonas, los pueblos originarios tienen inconvenientes para acceder a su tierra. En diversos lugares hay juicios porque los propietarios son de dudosa tenencia legal, aunque legítimos. Por eso necesitamos una ley que comience a ordenar este tema. Si bien es muy amplia la ley de tierras, entendemos que el dominio de este recurso debe quedar garantizado a través de una ley y con plena injerencia del Estado.
–¿Está considerando impulsar otros proyectos de ley sobre tierras, como el de arrendamientos o un acomodamiento territorial?
–La primera necesidad es tratar esta ley y si después hace falta un complemento, pensaremos otras iniciativas. En estos temas debemos manejarnos con prudencia, paso a paso. Lo primero que necesitamos es que los legisladores avancen con el proyecto reclamado por la Presidenta.
–¿Por qué cree que la oposición ninguneó el tratamiento de esta ley?
–Fue parte de la mezquindad política que vivió la Argentina en los últimos dos años. Muchos opositores siguen sin entender cuál fue el resultado de la voluntad popular que se expresó en octubre. Espero que a partir de ahora trabajen con más sentido común y responsabilidad. Entiendo que esa forma de hacer política no redundó en ningún beneficio para los sectores a los que creían representar. Al contrario, la ciudadanía claramente castigó esa forma de hacer política. La sociedad reclamó una mayor madurez política, no sólo al oficialismo sino también a la oposición. Espero que los legisladores empiecen a trabajar y se pongan a la altura de las circunstancias. O al menos que den el debate. Si quieren modificar la ley, que digan por qué. Si tienen un proyecto alternativo, que digan cuál es. Hay que comenzar a dar el debate.
–Otro de los temas que impactarán en su ministerio es la nueva Secretaría de Comercio Exterior. ¿Cómo cree que será ese trabajo conjunto, teniendo en cuenta que previo a su llegada como ministro había una situación conflictiva en cuanto al manejo del comercio exterior de granos?
–Saber cómo será el trabajo con la Secretaría de Comercio Exterior sería anticiparme a una jugada que no ha sido plasmada todavía. Hasta ahora no nos han explicado en el gabinete cómo funcionará esta área. Sobre el tema de la comercialización, vengo de un área que estaba muy vinculada a las exportaciones. El 95 por ciento de la pesca del país es exportada. Cuando los sectores pudieron ponerse de acuerdo, tanto los empresarios como los trabajadores y el Estado, logramos cosas importantes, entre ellas la baja de las retenciones en algunos productos. A la Presidenta no le tembló el pulso a la hora de bajar los derechos de exportación. ¿Por qué fue esto? Porque estuvieron claramente determinados los objetivos, porque se sabía que había un sector que estaba teniendo problemas a raíz de la situación internacional. El tema de la comercialización lo resolvimos cuando reglamentamos la Ley Federal de Pesca, donde se le otorgó a cada empresa el manejo de una cuota por 15 años. Eso fue dar previsibilidad.
–Y este esquema de previsibilidad, ¿cómo podría trasladarse al sistema de comercialización de granos, que es el área de mayor conflictividad?
–De la misma manera, con mucho diálogo e impulsando una mesa de consenso donde estén sentadas todas las partes. Darle continuidad a lo que ya ha realizado el ministerio, pero obviamente con otra impronta. Seguramente deberemos sumar a la mesa a los funcionarios de la AFIP, Planificación, Industria, las secretarías de Comercio Interior y Exterior para ver de qué forma encontramos soluciones sectoriales. No hay una solución mágica para todos los sectores por igual, pero sí podremos encontrar respuestas puntuales. En el caso de Agricultura, debe haber respuestas concretas para el trigo, el girasol, el maíz y la soja. Cada sector tendrá su mesa de discusión.
–¿Sería algo así como el concepto de sintonía fina aplicado al sector agropecuario?
–Exacto. La sintonía fina pasa por hablar con cada uno de los sectores de manera independiente. Cada una de las ramas de la producción tendrá su mesa de diálogo y debate.
–¿Funcionará como la Mesa Nacional del Trigo?
–Sí, claramente. Obviamente tenemos un trabajo importante para hacer, sobre todo en cuestiones legales, como resolver el residual de lo que quedó de la ex Oncca, la aplicación de mejores controles y cómo llevaremos adelante algunas reformas.
–Domínguez impulsó fuertemente a las cooperativas. La visita de la Presidenta a la sede de Coninagro reforzó esa orientación. ¿Cómo concretará la mayor participación de este sector en el comercio exterior de granos?
–Obviamente, continuaré el trabajo que estuvo haciendo Julián (Domínguez). Y en el camino veremos cuál será la herramienta necesaria para institucionalizar la participación de las cooperativas, si será a través de un proyecto de ley, o a partir de la creación de un instituto que prevea una organicidad de estas empresas sociales. Estamos en un proceso que recién ha comenzado. Si bien la creación de nuevas cooperativas es un hecho relevante, me parece más importante aún discutir cómo será su acompañamiento a las políticas públicas que estamos impulsando. Todavía hay pequeños empresarios, pequeños productores, que no están contenidos en ninguna organización, pero que deben contar con una salida. Si la salida es el impulso a las cooperativas, así será, pero no debemos quedarnos en respuestas coyunturales, sino que el tema debe mirarse de manera estratégica y pensando en el largo plazo para que su inserción en el mercado sea competitiva.
–¿Piensa reunirse con los dirigentes de la Mesa de Enlace?
–Todavía no he hablado con nadie, supongo que habrán esperado la jura formal. El lunes arranco a pleno con el equipo de trabajo. Igual, supongo que me iré reuniendo con las organizaciones por separado y luego si hace falta impulsar un encuentro más global, veremos. El mensaje de la Presidenta es muy clarito, las soluciones son sectoriales.
PEA: “NUESTRA IDEA ES ARMAR UN INSTITUTO”
–Durante la jura de sus colaboradores, usted señaló que tiene intenciones de institucionalizar el trabajo realizado con el Plan Estratégico Agroalimentario. ¿Qué quiso decir?
–Nuestra idea es armar un instituto que pueda llegar a reflejar todo el pensamiento de este fantástico programa que se anunció. El mejor mecanismo creo que sería a partir de un instituto que pueda contener a las instituciones, universidades, colegios agropecuarios, más otros sectores que quieran sumarse. Pensar un país a diez años es algo muy relevante, por eso estamos obligados a proyectar en el largo plazo. El trabajo esbozado en el PEA debe volcarse a lo territorial.
–¿Cuál es el plazo que manejan para que se concreten los instrumentos necesarios para alcanzar las metas del PEA?
–Nuestra gestión arranca el lunes. Recién ahí comenzaremos a ver las herramientas necesarias para alcanzar estos objetivos. La idea de poder contar con un instituto tiene que ver con la necesidad de coordinar esfuerzos con los otros ministerios. El PEA no es sólo un trabajo de Agricultura, acá tiene que darse un trabajo con Planificación, con las áreas encargadas del financiamiento, etcétera. No son soluciones técnicas solamente. Muchas veces, las respuestas para un productor de 300 hectáreas no pasan por un subsidio o la rebaja en las retenciones, sino por un puerto que funcione bien, por ejemplo. Esto implica articular con otros ministerios.
–¿Una mayor transversalidad del Estado, como pretende hacerse con la Secretaría de Comercio Exterior y la Subsecretaría de Competitividad?
–Es interesante, nosotros estamos saliendo de un proceso de remediación del Estado. Antes, los gabinetes trabajaban para solucionar sus temas puntuales, como compartimientos estancos. El paso que viene es una mayor institucionalización del Estado.
–Uno de los ejes del PEA es la generación de mayor valor agregado en origen. ¿Cómo lo impulsarán?
–Si uno ve la lechería, la implementación de nuevos tambos y nuevos productos, entiende que podemos incrementar nuestra capacidad de generar valor agregado. Lo mismo en la vitivinicultura y la pesca. Hoy los productos que pescamos llegan directamente a la góndola. Depende de nosotros salir de este proceso de remediación para dar el salto de calidad y entrar en un proceso de máxima calidad de nuestros alimentos, que es lo que demandará el mundo en los próximos años.
ELOGIOS PARA JULIÁN DOMÍNGUEZ
Usted dijo en octubre que el Ministerio de Agricultura le quedaba grande, ¿por qué?
–Uno tiene visiones desde la política. Cuando a uno se le plantean desafíos de este tipo, tiene que ver si tendrá el acompañamiento necesario para no defraudar tamaño proyecto político. Porque esto es lo que cuidamos primero, el proyecto, y no la cuestión personal. Nos costó mucho alcanzar esta instancia política. No vamos a hablar ya solamente de los 30.000 desaparecidos, sino de la cantidad de horas que hemos puesto muchísimos compañeros, las discusiones con el campo, el medio. Nos costó mucho ensamblar este proyecto político, como para que alguien que no tenga posibilidad de tener un equipo a la altura de la circunstancia encare ese trabajo. Lo bueno es que la generosidad de Julián Domínguez, y la generosidad de su equipo de trabajo de seguir participando, echó por tierra cualquier pensamiento sobre que no estaba en condiciones de conducir el ministerio. Es un honor estar acá. Vamos a estar a la altura de las circunstancias. No vamos a defraudar a los 40 millones de habitantes, ni a la Presidenta ni al proyecto político.