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Afirman que el 80% de los bosques nativos de Córdoba se han perdido

La ley de Bosques reglamentada por el Gobierno nacional permitirá resguardar las pocas especies originarias que quedan. En el caso de la provincia de Córdoba, los especialistas manifiestan que la ley es positiva si las personas que la aplican conocen plenamente la situación. En nuestra provincia más del 80% de los  bosques originarios se han perdido.

Fuente: Diario Puntal, Río Cuarto, 23 de febrero de 2009

El 13 de febrero, la presidenta Cristina Kirchner firmó la reglamentación de la Ley Nacional de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (26.331) que distintas organizaciones ambientalistas reclamaban desde hace ya bastante tiempo. En el caso de la provincia de Córdoba, los especialistas manifiestan que la ley es positiva si las personas que la aplican conocen plenamente la situación. En nuestra provincia más del 80% de los  bosques originarios se han perdido.

“Con esta reglamentación comienza un tratamiento aparte de bosques nativos. Esta ley era necesaria porque es indispensable que el área de aplicación, que es la secretaría de Medio Ambiente, tenga las armas y los instrumentos legales para que se regularice el uso de los bosques nativos”, indicó el ingeniero Aldo Rudi, referente forestal de Córdoba.

Por su parte, Raúl Montenegro, presidente de la fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) y Premio Nobel Alternativo 2004, mantiene una mirada crítica de la reciente legislación. “La ley no sólo protege los bosques sino también los desmontes. Estoy sorprendido por el desmesurado optimismo que se generó alrededor de la ley y su reglamento. Ambas llegan a un país con alto grado de corrupción y administraciones enfermas. El artículo 33, que ordena la realización de ordenamientos de bosques nativos en cada provincia, abre la puerta para que varios gobiernos blanqueen sus desmontes”, expresó. En este sentido explicó que en cada provincia pueden hacerse consultas a los distintos sectores, como marca la ley, y luego dentro de la legislatura puede aprobarse una ley que contradiga los informes técnicos.

La ley 26.331 establece que en un plazo máximo de un año, cada provincia deberá realizar el Ordenamiento Territorial de sus Bosques Nativos. Durante la realización de esta actividad, no se podrán autorizar desmontes. Una vez cumplido el año, las provincias que no lo hayan realizado no podrán autorizar desmontes ni ningún otro tipo de utilización y aprovechamiento de los bosques.

Además de esta zonificación de los bosques clasificándolos según su valor de conservación, la ley prohíbe la quema a cielo abierto de los residuos derivados de desmontes o aprovechamientos sostenibles de bosques nativos. También advierte, entre otras cuestiones, que todo proyecto de desmonte o manejo sostenible de estos bosques nativos debe respetar los derechos de las comunidades indígenas originarias de esas tierras y previamente deberá realizarse un Estudio de Impacto Ambiental y una audiencia pública.


Un poco tarde

Si bien en la provincia de Córdoba ya existía una ley de ordenamiento territorial, los desmontes avanzaron de manera desmedida sobre los bosques originarios. “Más del 80 por ciento de los bosques nativos ya se destruyó. Córdoba tiene la más alta tasa de desmonte de Argentina, -2,93 por ciento para el período 1998-2002. La tasa cordobesa de deforestación supera la tasa mundial, que es de 0,23 por ciento anual para el período 1999-2000, y la de Africa, que fue de -0,78 por ciento anual para el período 1999-2000”, precisó Montenegro. Y graficó la situación manifestando que en el período 2000-2005 se desmontó en Córdoba el equivalente a 67 canchas de fútbol por día.

Aldo Rudi considera que la ley traerá sus beneficios para la provincia sólo si es aplicada por personas idóneas. “Con los años de explotación, desde la época hispánica la forestación se fue destruyendo y hay espacios que realmente no tienen ningún retorno y ningún sentido mantenerlos. Por eso es una ley difícil que necesita un rigor científico y no un voluntarismo ecológico”, señaló. Y consideró que cuando esta reglamentación baje a las provincias deberá estar manejada por gente muy idónea para no crear conflicto. “Deben cumplirse los respaldos que tiene cada propietario ya que la Constitución le reconoce algunos derechos”, aclaró el ingeniero.

Por su parte, Montenegro también cree que la capacitación y la honestidad de las personas que se encarguen de aplicar la Ley de Bosques es fundamental para que se puedan obtener buenos resultados. “Es necesario que sean honestos, lo subrayo, y sepan de qué se trata. Desde el gobernador hasta el secretario de Ambiente de la provincia deberían seguir un curso acelerado de ecología. Desde ya, debería ser obligatorio para todos los plantadores de soja y aplicadores del paquete tecnológico. No se dan cuenta que al desmontar rompen las únicas fábricas de suelo, los únicos conservadores naturales de humedad, y nuestro mejor seguro contra sequías e inundaciones”, manifestó.

Protección y conservación
La flamante ley también crea un fondo para compensar a los titulares de las tierras en cuya superficie se conservan bosques nativos. Será abonado anualmente por hectárea, de acuerdo a la categorización de bosques nativos, generando la obligación en los titulares de realizar y mantener actualizado un Plan de Manejo y Conservación de los Bosques Nativos que deberá ser aprobado en cada caso por la provincia.

Al respecto Rudi consideró: “El desmonte significa cambiar el ambiente, va contra la preservación del hábitat de muchas especies. Con inteligencia se puede fomentar el cultivo de estos bosques y su ordenamiento nacional. Esto tiene que ser sustentable, lo que hay que fomentar es la preservación con los subsidios que suponemos que esta ley beneficiosa, con un criterio científico, le dará a quien demuestre que conserve esos bosques”.

Montenegro también manifiesta cierta cautela en referencia a la aplicación de la ley 26.331 en el sur de la provincia, donde  los desmontes ya casi han acabado con grandes extensiones de bosques nativos. “Es necesario ante todo asumir una tragedia que pasó inadvertida públicamente. La provincia tenía tres grandes ecosistemas principales, chaqueño, del espinal y pampeano. Estos dos últimos ya desaparecieron como sistema”, señaló. Y especificó que los bosques de caldén del sur de la provincia pertenecientes al ecosistema del espinal son los últimos que quedan. “Lamentablemente, los sucesivos gobernadores, incluido el actual, no saben que una provincia sin ecosistemas naturales está condenada al abismo”, expresó el ambientalista.

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