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El agua potable ya es un derecho humano

La vivienda, la vestimenta y la alimentación estaban incluidas dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero el derecho al agua potable no. Lo que parece una enorme omisión en realidad es consecuencia de que en 1948, cuando se aprobó este texto, quizá no se pensaba que el agua podría convertirse en un producto comerciable. El 28 de julio, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó una resolución presentada por Bolivia que reconoce el acceso al agua potable como “un derecho humano básico”.

Ver texto que Declara el Derecho Humano al Agua Potable y al Saneamiento (PDF)

El texto también insta a que se garantice este elemento fundamental para la supervivencia y la salud a los 884 millones de personas que carecen de acceso a ella. La propuesta recibió el respaldo de 122 países, mientras que ninguno votó en contra, aunque se registraron 41 abstenciones.

La resolución también declara que el acceso a servicios sanitarios básicos es un derecho, ya que la contaminación del agua con materia fecal es una de las principales causas de mortalidad en los países más pobres del planeta.

Más de 2.600 millones de personas carecen de instalaciones sanitarias adecuadas, como retretes, lo que contribuye a que 1,5 millones de niños mueran cada año a causa de enfermedades relacionadas con la falta de salubridad.

“Tenemos que mandar un mensaje claro al mundo de que el acceso al agua potable y al saneamiento son un derecho básico y que hay que hacer todo lo posible para que sean una realidad”, dijo en la presentación el embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón.

Los 41 países que se abstuvieron son países desarrollados como EE.UU., Canadá, Reino Unido y Australia, mientras que las naciones en vías de desarrollo en general votaron a favor.

“La resolución describe un derecho al agua (…) de una forma que no refleja el derecho internacional. Por esas razones, Estados Unidos se abstendrá en esta votación”, dijo John Sammis, el representante norteamericano ante la ONU.

El derecho al agua potable no es vinculante en el marco del derecho internacional. Su cumplimiento no es exigible por ley ni siquiera para los signatarios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ratificada por los 192 países miembros de manera automática cuando ingresan a la ONU.

Sin embargo, declarar el derecho al agua potable un derecho humano tiene un alto valor simbólico e influye en la política de la ONU y de varios países en donde el agua es tratada como una mercancía más.

Cada año más de 3,5 millones de personas mueren por enfermedades transmitidas por agua contaminada. La diarrea es la segunda causa más importante de muertes de niños por debajo de los cinco años. “Cada tres segundos y medio muere un niño porque no tiene agua limpia”, señaló Solón.

Un informe de las Naciones Unidas de 2009 estima que para el año 2015 el 47 por ciento de la población mundial vivirá en zonas áridas y para 2030 unas 700 millones de personas podrían dejar sus lugares de origen por la escasez de agua y falta de saneamiento básico.

Unicef señala que el problema se agrava cada vez más porque 900 millones de personas no tienen acceso al agua potable, mientras que 125 millones de niños menores de cinco años viven en hogares que carecen del servicio.

De esta manera, el acceso al agua será en el futuro una importante causa de conflictos entre naciones, teniendo en cuenta que las cuencas hídricas no respetan las fronteras.

Solón consideró que la aprobación del texto representa “un fuerte empuje” a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y será un asunto central en la cumbre sobre esas metas que se celebrará el próximo septiembre en la sede de Naciones Unidas.

Los objetivos fijados por la ONU para el 2015 son erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el sida, el paludismo y otras enfermedades; garantizar el sustento del medio ambiente; fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

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